
En un mundo donde la estabilidad emocional y la claridad mental son cada vez más difíciles de alcanzar, tanto la dieta cetogénica como las prácticas de mindfulness han cobrado fuerza como herramientas para lograr una vida más equilibrada y armoniosa. Curiosamente, ambas podrían estar más interconectadas de lo que se creía. La Dra. Georgia Ede, psiquiatra y experta en nutrición, ha sugerido que estar en cetosis (un estado metabólico en el que el cuerpo utiliza la grasa como principal fuente de energía) puede ayudar a las personas a gestionar mejor sus emociones. Esta perspectiva plantea una pregunta intrigante: ¿Podría una dieta cetogénica ser una herramienta poderosa para potenciar las prácticas de mindfulness?
La dieta cetogénica es un enfoque dietético bajo en carbohidratos y alto en grasas, diseñado para cambiar la fuente de energía del cuerpo de la glucosa a cetonas, una fuente de energía más eficiente y estable derivada de la grasa. Las investigaciones han demostrado que las cetonas ofrecen beneficios únicos para la salud cerebral:
Estos beneficios fisiológicos forman la base para una mejor regulación emocional y autoconciencia, componentes clave de la atención plena.
La atención plena es la práctica de estar presente y plenamente comprometido con el momento presente, sin juzgar. Fomenta una pausa deliberada antes de reaccionar, lo que permite a las personas responder a las situaciones con mayor reflexión e intención. Esto es similar a los efectos de la cetosis en la regulación emocional. La afirmación del Dr. Ede de que la cetosis permite a las personas gestionar mejor sus emociones sugiere que la dieta crea un espacio mental similar al que cultiva la atención plena: la capacidad de hacer una pausa, reflexionar y elegir la mejor reacción. Al estabilizar los niveles de energía y mejorar la función cerebral, la cetosis puede reducir los comportamientos impulsivos provocados por fluctuaciones de azúcar en sangre o desregulación emocional.